EL SUICIDIO EN LA POBLACIÓN ADULTA


  El suicidio supone el 1,8% del total de los fallecimientos en el mundo.
  Prevenir y controlar el suicidio es una tarea compleja puesto que su definición presenta numerosos matices, siendo importante aclarar los conceptos relacionados.

Deseo de morir. Es la insatisfacción con el modo de vivir de la persona en el momento presente ("la vida no vale la pena").
Representación suicida. Son las imágenes mentales del suicidio. La persona se imagina cometiendo el suicidio.
Ideas suicidas. Ideas relacionadas con terminar con la propia existencia. Estas ideas van desde el deseo de cometer suicidio sin planificación ni concrección, hasta el plan suicida detallado.
Amenaza suicida. Insinuación verbal de las intenciones suicidas. Debe considerarse como una petición de ayuda. 
Gesto suicida. Insinuación de realizar el acto suicida.
Intento suicida. Intento de autolesión intencionada, sin resultado de muerte.
Suicidio accidental. El cometido tras un intento con métodos de los cuales se desconocía su alcance letal.
Suicidio intencional. Autolesión deliberada con resultado de muerte.
Parasuicidio. Simulación de suicidio, conscientemente no letal.

  Entre los factores de riesgo más relevantes vinculados al suicidio consumado nos encontraríamos con la existencia de conducta suicida previa y trastornos psiquiátricos o psicológicos.

  Los intentos suicidas pueden ser aislados o repetitivos; su mortalidad aumenta con el grado de severidad de los mismos, así como con la asociación a otras variables como sexo masculino, edad superior a 45 años, abuso de sustancias, deterioro de la salud y aislamiento social.

  Por otro lado, la vulnerabilidad que proviene de la ideación suicida es otro factor de riesgo a tener en cuenta, puesto que las dos terceras partes de las personas que se quitaron la vida, lo comentaron previamente.

  Entre los trastornos psiquiátricos o psicológicos más frecuentemente diagnosticados en los suicidas se encuentra la esquizofrenia, los trastornos del ánimo y el alcoholismo.

  Otros factores psicológicos de riesgo suicida son:
la desesperanza; factores cognitivos como una actitud menos favorable hacia la vida o la baja autoestima; estilos de afrontamiento en la resolución de problemas que incluyen la autolesión como modo efectivo de solventar las dificultades; los eventos vitales negativos: rupturas, divorcio, fallecimiento de una persona significativa; dificultades en las relaciones interpersonales y escaso apoyo social.


  Los autores ( Torrico Linares, E., Remesal Cobreros, R., Andrés Villas, M. 2009) mencionan el modelo socioindividual de la conducta suicida como explicación multidimensional de este comportamiento.
  Es un modelo de vulnerabilidad en el que se parte del supuesto de que las características estresantes del entorno junto con las características individuales pueden explicar el comportamiento suicida. Estas variables, además, pueden predecir la actuación e ideación suicida y, por tanto, prevenir el suicidio consumado.

  Se trata de un proceso circular en el que muchas de las variables se influyen recíprocamente.
 Conocer los factores que influyen en el comportamiento de la persona con riesgo suicida y en qué medida están actuando, es fundamental para desplegar estrategias de prevención.

Páginas web de interés:
http://www.redaipis.org/
http://www.telefonodelaesperanza.org/











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