ACTUALIZACIÓN DEL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD (TDAH) EN NIÑOS
En este artículo, Mateu
Servera de la Universidad Illes Balears, realiza un recorrido desde la
conceptualización a la intervención en TDAH, teniendo en cuenta las
actualizaciones sobre el trastorno y su evolución.
El trastorno por déficit de
atención e hiperactividad (TDAH) tiene una larga trayectoria en el campo de la
psicopatología infantil, rodeado de polémicas debido a su variabilidad y
formas de presentación.
Algunos autores consideran que.
más que un trastorno, el TDAH es una forma especial de funcionamiento
neurocognitivo que puede ser adaptativa en función del contexto.
Desde el punto de vista
científico, se define del siguiente modo:
"El TDAH es un trastorno del
neurodesarrollo caracterizado por una serie de dificultades en el ámbito
cognitivo y comportamental que inciden negativamente en el normal desarrollo de
la persona, en su vida escolar, laboral o sociofamiliar. En el ámbito cognitivo
destacan las dificultades de atención, de memoria de trabajo y de velocidad de
procesamiento, y en el comportamental las dificultades de control de la
impulsividad, de inhibición y de sobreactivación motora. Dichas dificultades
presentan síntomas ya desde la primera infancia y son de naturaleza
relativamente crónica aunque con el tiempo tienden a mejorar las
comportamentales y a mantenerse las cognitivas. En su conjunto estas
dificultades no pueden ser causadas por otras enfermedades, por otros trastornos
psicopatológicos graves, o por factores sociofamiliares. Conjuntamente estas
dificultades son consistentes con un problema general de autorregulación".
Inatención, impulsividad y
sobreactividad motora son los tres pilares fundamentales que caracterizan al
TDAH. Estos factores son aparentemente independientes pero se interrelacionan
entre sí y son multicomponentes.
El TDAH suele manifestarse con
mayor intensidad en niños que en niñas y su curso evolutivo es muy variable.
Las dificultades que presentan estos niños se muestran en mayor o menor medida
en cada etapa de su desarrollo y permanecen hasta la edad adulta.
En cuanto a los criterios
diagnósticos utilizados para definir el TDAH se han ido modificando desde los
años 60 hasta la actualidad. En un principio, el diagnóstico se basaba en los
síntomas conductuales, luego se centró en los déficits de atención con o sin
hiperactividad. Actualmente y, a punto de publicarse el DSM-V (última versión
del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales), el TDAH se
situará en la categoría de trastornos del neurodesarrollo, además, será
importante diferenciarlo de otros trastornos como el "negativista
desafiante".
El hecho de que el TDAH se
presenta habitualmente asociado a otros trastornos y su variabilidad, dificulta
su diagnóstico diferencial, por ello es importante la exploración de los
ámbitos comportamentales, cognitivos y del desarrollo del niño.
Existen evidencias de las bases
neurobiológicas y genéticas del TDAH, aunque son los distintos modelos
neuropsicológicos los que están dando una visión más completa del trastorno.
Según Mateu Servera, dos de los
modelos fundamentales para la comprensión del TDAH son el cognitivo-atencional
de Virginia Douglas y el de autorregulación de Russell Barkley.
Barkley indica que las conductas
de inatención, impulsividad y sobreactivación son los síntomas visibles del
TDAH, siendo los déficits específicos: una incapacidad para generar
"conductas gobernadas por reglas" y la insensibilidad a los estímulos
reforzadores.
El modelo de autorregulación se
fundamenta en las interrelaciones entre inhibición conductual, funciones
ejecutivas y autorregulación; estas funciones, junto al déficit en la memoria
de trabajo son claves en la explicación del TDAH.
Las propuestas de intervención
son diversas. Desde el punto de vista científico, los tratamientos
farmacológicos son los elegidos mayoritariamente, aunque su eficacia, a largo
plazo, no difiere de otros tratamientos.
Se considera que la mejor
intervención en TDAH ha de ser el uso adecuado de distintos tratamientos
combinados, en función del caso concreto. Junto al tratamiento farmacológico,
existen evidencias de la eficacia de estrategias de manejo de las contingencias,
intervenciones psicoeducativas e intervención con la familia.
En definitiva, se sigue
trabajando para conseguir que las personas con TDAH consigan la máxima
adaptación personal, social y profesional, a través de tratamientos combinados
y adaptados a las necesidades y características evolutivas de los niños, su
familia y el entorno social.
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