CUIDADORES DE PERSONAS MAYORES DEPENDIENTES. EFECTOS DEL CUIDADO.


"Cuidar revoluciona tu vida, la llena o la vacía, la enriquece o la arrasa".



La atención y el apoyo que se brinda en España a las personas que precisan cuidados de larga duración proviene fundamentalmente de la red no formal, es decir, de las personas del entorno más cercano, sobre todo, de la familia.


  Esta tendencia se mantiene actualmente a pesar de los sistemas de apoyo formal o profesional a la dependencia.


  Dentro de la familia, el peso del cuidado recae principalmente en un único cuidador, que suele ser mujer ( en primer lugar, la pareja del receptor de cuidados, después, la hija o, incluso, la nuera).


  La situación de cuidado de una persona mayor dependiente implica muchas tareas a largo plazo, lo que genera un desgaste emocional en la persona que se responsabiliza de dichos cuidados. Por un lado, resulta doloroso observar el progresivo deterioro  del ser querido y, por otro, las obligaciones del cuidado reducen el desarrollo personal y profesional del cuidador.


  El cuidado se considera, por lo tanto, una situación de estrés crónico. 


  En el marco del modelo multidimensional del estrés (Pearlin, Mullan, Semple y Skaff, 1990) la experiencia de cuidado viene determinada por varios factores contextuales, que incluyen la historia personal del cuidador, aspectos socioeconómicos, red de apoyo y disponibilidad de recursos, etc, factores que influyen previamente a la propia situación de cuidar.


  Los agentes estresantes pueden ser primarios y secundarios.


  Los estresores primarios ligados a la actividad del cuidado pueden ser objetivos (los relacionados con el deterioro cognitivo, problemas de memoria o incapacidad funcional de la persona mayor dependiente) o subjetivos (los relacionados con la valoración que el cuidador hace del cuidado).


  Los estresores secundarios son los que afectan a otras áreas de la vida del cuidador generando conflictos en el desempeño de los distintos roles ya que son interdependientes, por ejemplo, cuidar de una persona mayor dependiente puede producir problemas económicos en la familia, limitar la actividad laboral de la cuidadora, afectar a las relaciones de pareja y a otras relaciones familiares o al disfrute del tiempo de ocio.


  Todos estos estresores tienen como resultado que la persona que cuida sufra problemas emocionales (depresión, ansiedad, ira...), físicos (derivados de las tareas que realiza) o sociales.


  No obstante, es importante distinguir entre los conceptos de carga objetiva y subjetiva.


  Generalmente se considera que la carga objetiva del cuidado, o conjunto de demandas y actividades a las que tienen que atender los cuidadores, da lugar a un mayor malestar de los mismos,  a más actividades y demandas, mayor afectación emocional y física de los cuidadores.


  Sin embargo, la carga objetiva no es determinante a la hora de valorar el malestar de las personas que cuidan, ya que la percepción que los cuidadores tienen de la experiencia de cuidado y de sus capacidades y habilidades, condiciona en mayor medida las sensaciones positivas o negativas de la experiencia de cuidar.


La valoración subjetiva que realiza el cuidador de su cometido  es mejor predictor de los efectos del cuidado que la propia tarea en sí. 



  Las consecuencias del cuidado no son, por lo tanto, el efecto directo de los estresores sino que vienen dadas por la interacción de factores diversos y varían a lo largo del tiempo.

  Los propios/as cuidadores/as pueden contribuir a aminorar los efectos negativos de los estresores mediante la aplicación de recursos personales (estrategias de afrontamiento) o utilizando recursos externos (apoyo social, ayuda en la asistencia, ayuda económica,...).









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