TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

  A pesar de ser un tema muy difundido por los medios de comunicación, el tratamiento de los trastornos de la alimentación requiere un conocimiento profundo de la realidad que los rodea.
  Aunque la anorexia y la bulimia son los trastornos más conocidos, las autoras señalan y describen otros que también destacan por su frecuencia y/o riesgo: trastornos de la conducta alimentaria no especificados, trastorno por atracón, ortorexia, vigorexia, adicción al ejercicio físico o fobia a la comida.
  Todos ellos tienen semejanzas y diferencias pero lo común e importante es que son "producto de la expresión de dificultades emocionales intensas que han inducido, a las personas que los padecen, a buscar en la apariencia el mínimo de seguridad necesario para afrontar su vida".

  Los conflictos más frecuentes incluyen la superación de unos sentimientos permanentes de incapacidad, el control de las emociones, la evitación de los retos que demanda el tránsito a la madurez (Síndrome de Peter Pan).

  La importancia de la apariencia, las carencias afectivas, las dificultades para establecer y respetar los límites hasta llegar a una relación simbiótica, la estructura familiar caótica son algunas de las características que nos encontramos al trabajar con las familias en las que ocurre alguno de estos trastornos, por ello, la familia es una pieza clave fundamental en el tratamiento. Este, no obstante, ha de ser muy elaborado, multidisciplinar e integral utilizando numerosas técnicas dependiendo del estado y de la gravedad.
  Los terapeutas tenemos el reto de afrontar la falta de colaboración y de adhesión de las personas con estos trastornos.
  Sobre todo, quiero destacar la importancia de poner el foco en el trastorno como entidad a la que hay que combatir, evitando batallas terapeuta-padres y paciente y creando un frente común en la toma de decisiones.
 Por último decir, que los trastornos de la alimentación no deben tomarse como algo banal, producto de modas o de la publicidad. 
Cuando se cree que controlando la comida se controlan los sentimientos y las emociones, la vida deja de tener sentido. 

 Los trastornos de alimentación son una gran campana que se oye pero que nadie parece escuchar.

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