INTERVENCIION CON PERSPECTIVA DE GENERO EN MUJERES VICTIMAS DE VIOLENCIA MACHISTA

  Con este título tan sugerente, las autoras, pertenecientes al Grupo de Investigación de estudios de género de la Universidad de les Illes Balears, nos explican esta realidad social haciendo hincapié en los aspectos sociales y culturales que, a lo largo de la historia han favorecido estos comportamientos.
   El tema de la violencia contra las mujeres se ha hecho visible desde hace relativamente poco tiempo y afortunadamente los medios de comunicación se están haciendo eco de cada agresión con la intención de concienciar y sensibilizar a la sociedad de su gravedad.

  Las autoras le dan al artículo un tinte feminista insistiendo en la desigualdad entre hombres y mujeres y cómo el tratamiento del poder, la socialización diferencial en el aprendizaje del amor (para las mujeres amor  = entrega total, para los hombres amor = posesión), el pensamiento misógino (inferioridad de las mujeres y sumisión), asociación de ámbito público para lo masculino y ámbito privado para lo femenino, son claves para comprender la violencia.

  En el caso de España, la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género pretende ser una medida válida para luchar contra esta lacra social, aunque muy ambiciosa y cuyos resultados no son visibles en un corto periodo de tiempo ya que incide en la necesidad de cambios educativos.

  Del artículo me quedo con el modelo terapéutico propuesto por las autoras, lo que llaman el "laberinto patriarcal". El laberinto tendría tres círculos concéntricos de menor a mayor peligrosidad en su recorrido. Desde que se instaura el ciclo de la violencia, con las primeras estrategias de control (primer círculo) hasta la última fase en la que el miedo y la adherencia a la situación son totales y perpetúan la relación y la permanencia (tercer círculo) hay un proceso complejo y silencioso, con una serie de etapas sobre las que es necesario e importante intervenir para encontrar ese hilo de Ariadna que permita salir sin riesgo.

  Sin embargo, creo que estos modelos centrados en las víctimas son como un banco cojo, pues en todos estos procesos está la otra parte, la de los maltratadores, que, desde mi punto de vista, deberían tener también un tratamiento integral, según el cual, no sólo se reconozca que están cometiendo un delito, se les "controle" y, a veces, se les juzgue a priori, sino que se trabaje en la misma línea con ellos para conseguir que reconozcan el dolor, inicien estrategias de control sobre sus impulsos y lleguen a ser capaces de reparar el daño. 
  Sólo así conseguiremos generar una paz y una nueva esperanza. 

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