VULNERABILIDAD HACIA LA VIOLENCIA Y LA DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES CON DIVERSIDAD FUNCIONAL

   Ilustración de Valentina Meli









"Las mujeres con discapacidades pueden sufrir actos de violencia de maneras particulares, cometidos en sus hogares o en instituciones por miembros de la familia, por personas encargadas de su cuidado o por extraños. En estudios realizados en Europa, América del Norte y Australia se ha comprobado que más de la mitad de las mujeres con discapacidades han sufrido abusos físicos, en comparación con la tercera parte de las mujeres no discapacitadas." (ONU, 2006)


  Las mujeres con diversidad funcional se encuentran en desventaja respecto a los hombres con diversidad funcional y al resto de las mujeres.
Su invisibilidad y exclusión social es mucho mayor.

  En España, según las encuestas de la EDAD, 2008, estas mujeres al tener un menor acceso al empleo y a la educación presentan una mayor tasa de paro y de analfabetismo.

 Estas mujeres se encuentran también en una situación más vulnerable ante la discriminación, ya que a la condición de género y de diversidad funcional, se le pueden sumar otras condiciones como la raza, la etnia, las preferencias sexuales, etc., por ello, se dice que podrían estar sometidas a situaciones de "discriminación múltiple".

Además, desde el modelo médico, hay una tendencia a la homogeneización que las reduce a la deficiencia, olvidando sus características propias personales.

  Todos estos factores sitúan a las mujeres con diversidad funcional en un lugar oculto para la sociedad. Son las "rolessness" (según Lonsdale), es decir, personas carentes de función social, a las que la sociedad ni siquiera les atribuye los roles tradicionales de madre, cuidadora, etc., asociados a la mujer. 

  Esto tiene como consecuencia que las mujeres con diversidad funcional crean un concepto negativo de sí mismas que las limita aun más, percibiendo que no encajan en los patrones construídos socialmente. Por otro lado se las cosifica como objeto de curiosidad médica.

  Todos estas circunstancias hacen que la violencia que sufren las mujeres con diversidad funcional pase todavía más desapercibida que la que sufren el resto de las mujeres, víctimas de violencia de género.
  La prevalencia de los abusos en mujeres con diversidad funcional física es del 67% del total de todos los tipos de abuso (Hassouneh-Phillips, 2005).

  La vulnerabilidad de estas mujeres ante el abuso  o el maltrato proviene de varios factores: estereotipos y devaluación cultural, sobreprotección, negación de la sexualidad, dificultades para reconocer el abuso en mujeres con limitaciones cognitivas y dependencia económica.

  Las situaciones de abuso vienen determinadas por factores tales como la dependencia hacia los cuidadores, la percepción de pérdida de poder por su aislamiento social y escasa capacidad económica y la percepción negativa de sí mismos y de sus posibilidades en la sociedad.

  Generalmente, suelen ser las personas que están en contacto con estas mujeres (pareja, cuidadores familiares y profesionales) quienes ejercen los malos tratos sobre ellas.

  Uno de los modelos que más se repiten en los trabajos e investigaciones sobre maltrato a mujeres con diversidad funcional es el de la invalidación, por parte del personal sanitario. Este modelo se caracteriza por cuatro formas de abuso:
  • sobreprotección (los profesionales de la salud toman decisiones por la mujer e ignoran sus demandas)
  • humillación o degradación (cuando no se las cree ni se las escucha, especialmente con mujeres con diversidad funcional cognitiva)

  • deshumanización o cosificación ( se las trata como a un "caso" no como a una persona)
  • otras formas de hacer daño ( trato desagradable, crueldad, críticas, exploraciones o intervenciones bruscas, procedimientos dolorosos)  
  En España las investigaciones sobre este tema son escasas pero todas concluyen que el porcentaje de situaciones de violencia física y psicológica sufridas por mujeres con diversidad funcional es muy elevado. En más de la mitad de los casos la violencia es de tipo psicológico y ejercida dentro del seno familiar.

  Por último, señalar que las investigaciones sobre violencia y discriminación en mujeres con diversidad funcional son aun muy escasas y sería recomendable incluir la variable de la diversidad funcional en los estudios sobre violencia de género y agresión sexual, a fin de que se visualice y que estas mujeres puedan ser atendidas adecuadamente, con la dignidad que merecen.


Enlaces de interés:
http://www.feapsmadrid.org/violencia

http://www.aytoburgos.es/archivos/servicios-sociales/articulo/documentos/guiamujer-espanol.pdf










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