DEJAR DE FUMAR
Fumar cigarrillos se ha convertido en un tema de salud, que las administraciones están priorizando por los efectos nocivos, más o menos contrastados, que produce en quienes abusan del tabaco y en aquellos que están expuestos al humo de los cigarrillos.
Dejar de fumar es mucho más que un mero planteamiento biológico o
fisiológico de adicción a las sustancias que contienen los cigarrillos,
tratable con fármacos.
Desde un enfoque relacional, el fumador lo es debido a múltiples factores sociales, psicológicos y contextuales que mantienen su conducta o que impiden el mantenimiento de la abstinencia.
Desde un enfoque relacional, el fumador lo es debido a múltiples factores sociales, psicológicos y contextuales que mantienen su conducta o que impiden el mantenimiento de la abstinencia.
Desde este punto de vista, hay que tener en cuenta que, además de una
alta motivación para dejar de fumar, es necesario controlar el contexto y
las variables que facilitan y que dificultan el proceso.
Entre las variables que facilitan dejar de fumar están:
- Contar con una buena red de apoyo social.
-
Controlar los estímulos que favorecen el comportamiento: cuándo apetece
fumar, en qué circunstancias, los estados emocionales positivos
(fiesta) o negativos (situaciones de ansiedad, duelo) o la presión
social al consumo.
Entre las varibles que predicen fracaso en el tratamiento tendríamos:
- Alta dependencia a la nicotina
- Experimentar síndrome de abstinencia
- Fumar el primer cigarrillo poco tiempo despúes de despertarse
- Encontrarse en otras situaciones de dependencia o de dificultades relacionales.
La Ley 42/2010 de 30 de diciembre es una medida controvertida, pero que puede contribuir, en parte, a ayudar a aquellos que desean dejar de fumar, facilitando el control de la presión social y de los estímulos que elicitan encender un cigarrillo.
No obstante, hace falta más que una ley prohibitiva para poder ayudar al fumador, que desea dejar de serlo, a construir una nueva realidad a través de un viaje exploratorio de su interacción con el tabaco, permitiendo alternativas que generen un proceso más favorable en la generalización de la abstinencia.
La Ley 42/2010 de 30 de diciembre es una medida controvertida, pero que puede contribuir, en parte, a ayudar a aquellos que desean dejar de fumar, facilitando el control de la presión social y de los estímulos que elicitan encender un cigarrillo.
No obstante, hace falta más que una ley prohibitiva para poder ayudar al fumador, que desea dejar de serlo, a construir una nueva realidad a través de un viaje exploratorio de su interacción con el tabaco, permitiendo alternativas que generen un proceso más favorable en la generalización de la abstinencia.
Comentarios