INTERVENCION EN VIOLENCIA POLITICA
José Manuel Sabucedo, Mar Durán y Mónica Alzate nos presentan un tema tan profundo como la misma existencia humana y cuya solución entra en el terreno de lo utópico, posible pero difícil de alcanzar.
El término "terrorismo" fue utilizado por primera vez para aludir a la violencia política empleada por el Estado Francés durante la revolución en 1790, pero la violencia usada con fines políticos se remonta a épocas anteriores y ha servido a objetivos muy diferentes.
Los autores remarcan la idea de que la violencia no se debe a la psicopatología de los que la ejercen sino que es el contexto social en el que se desarrolla esta violencia el responsable de su génesis y su mantenimiento.
La violencia política es el resultado de un conflicto intergrupal sobre el que los actores han desarrollado una serie de percepciones y creencias que les llevan a considerar que la violencia es la única alternativa posible.
Algunas de estas creencias son la victimización, la atribución de responsabilidades, deslegitimación y despersonalización del adversario y la eficacia de la violencia.
Dos elementos importantes son la identidad como grupo y la cohesión frente a los otros.
La violencia necesita ser justificada generando actitudes extremas de rechazo al otro y aludiendo a los beneficios que reporta para mantener la cohesión grupal.
Ante esta realidad, los autores indican que los discursos por parte de los medios de comunicación han de posicionarse a favor de una transformación constructiva de los conflictos.
Proponen estrategias de intervención colectiva como la mediación, la negociación, la reconciliación y la reparación del daño y aluden a un ideal de futuro para afrontar los inevitables conflictos humanos, que es la cultura de paz. Este concepto introducido por la UNESCO en 1995, enfatiza varios aspectos:
1. educación para la resolución pacífica de los conflictos.
2. promoción de la tolerancia y la solidaridad entre los diferentes grupos.
3. respeto a los derechos humanos de todos los individuos.
4. comunicación abierta.
5. gobernabilidad democrática.
6. equidad de género.
7. desarrollo sostenible
Sobre estos aspectos tendremos que trabajar para construir las bases de una convivencia pacífica.
La violencia política es el resultado de un conflicto intergrupal sobre el que los actores han desarrollado una serie de percepciones y creencias que les llevan a considerar que la violencia es la única alternativa posible.
Algunas de estas creencias son la victimización, la atribución de responsabilidades, deslegitimación y despersonalización del adversario y la eficacia de la violencia.
Dos elementos importantes son la identidad como grupo y la cohesión frente a los otros.
La violencia necesita ser justificada generando actitudes extremas de rechazo al otro y aludiendo a los beneficios que reporta para mantener la cohesión grupal.
Ante esta realidad, los autores indican que los discursos por parte de los medios de comunicación han de posicionarse a favor de una transformación constructiva de los conflictos.
Proponen estrategias de intervención colectiva como la mediación, la negociación, la reconciliación y la reparación del daño y aluden a un ideal de futuro para afrontar los inevitables conflictos humanos, que es la cultura de paz. Este concepto introducido por la UNESCO en 1995, enfatiza varios aspectos:
1. educación para la resolución pacífica de los conflictos.
2. promoción de la tolerancia y la solidaridad entre los diferentes grupos.
3. respeto a los derechos humanos de todos los individuos.
4. comunicación abierta.
5. gobernabilidad democrática.
6. equidad de género.
7. desarrollo sostenible
Sobre estos aspectos tendremos que trabajar para construir las bases de una convivencia pacífica.
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