CUIDANDO AL CUIDADOR. NECESIDADES Y ESTRATEGIAS DE ACTUACIÓN.

  Cada cuidadora* tiene unas necesidades específicas que van a ir cambiando a lo largo del proceso del cuidado.
 Estas necesidades son muy diversas y numerosas por lo que, para poder ayudar a la cuidadora se precisa de varias intervenciones desde un trabajo multidisciplinar.

  Algunas de estas necesidades son las siguientes:

· Necesidad de apoyo en cuidados médicos. Cuando se necesita ayuda en tareas específicas de carácter sanitario, a fin de que la persona receptora del cuidado pueda permanecer en el hogar. El servicio de enfermería a domicilio puede contribuir a paliar esta necesidad, aunque no siempre se puede tener acceso al mismo.

  
· Necesidad de respiro o ayuda. Hace referencia al empleo de apoyo formal o suplementario que facilite el descanso a la cuidadora. Se puede ver como una alternativa a la institucionalización. 

       Los datos sobre la aplicación de la LAPAD (Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia) indican que la ayuda más solicitada es la prestación económica, seguida de la ayuda a domicilio, siendo los centros de día los menos utilizados.
  El uso de estos servicios es muy desigual y genera sentimientos ambivalentes pues a muchas cuidadoras les cuesta delegar en un tercero el cuidado de su ser querido. Muchas veces sus quejas se centran en la calidad de los servicios de apoyo y la dificultad de acceso a los mismos, aun reconociendo su importancia para conciliar vida familiar y/o laboral.

· Necesidad de formación. Conocer y manejar la sintomatología y el deterioro funcional y cognitivo de la persona que se cuida puede contribuir a que las cuidadoras sean más eficaces en su labor. Por ello, existen ciertos programas de formación o psicoeducativos para cuidadoras, de carácter grupal, impartidos por diversos profesionales. 
  Estos programas son más eficaces si presentan un formato personalizado e implican la participación de las cuidadoras. No obstante, no tienen efectos en la mejora del estado emocional y, a veces, son vistos como una tarea adicional más en la agenda de la cuidadora.

· Necesidad de reconocimiento. La "invisibilidad"
de las cuidadoras para la sociedad y para su propio entorno puede dar lugar a una falta de reconocimiento de su importante labor, dar por hecho que hacen lo que deben hacer.
  Para paliar esta carencia de reconocimiento, muchas asociaciones o instituciones han creado Grupos de Ayuda Mútua (GAM). Sin embargo, no se conoce con exactitud el efecto de los GAM para las cuidadoras, teniendo en cuenta que estos grupos son muy flexibles, con participación desigual y asistencia irregular.

·Necesidad de cuidarse a sí misma. Las cuidadoras anteponen las necesidades de las personas a las que cuidan a su propio bienestar, por lo que, en numerosas ocasiones, arrastran malestar físico (lesiones, molestias, enfermedades,...) o psicológico (estrés, agotamiento, depresión,...). Es entonces cuando se hace imprescindible una intervención sobre esa sobrecarga, a fin de que la cuidadora pueda mejorar su calidad de vida, mejorando, por tanto, la calidad de sus cuidados.

  
  Existen programas especializados para atender a las cuidadoras, basados en diversas técnicas psicológicas y que abarcan aspectos variados de las necesidades de las mismas.
  También es importante potenciar sus propios recursos y capacidades mediante estrategias individualizadas centradas en la mejora de la valoración subjetiva de la carga y fomentando la resiliencia o capacidad de sobreponerse a la intensidad del estrés.

















* utilizo el femenino genérico en este texto, ya que el cuidado suele ser brindado mayoritariamente por mujeres.

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