INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RELACIÓN DE PAREJA


  La pareja es un sistema de interacción, de participación y exigencias, en la que se generan y expresan emociones, de la que se esperan satisfacciones y que cumple funciones de educación y de contribución al crecimiento personal de sus miembros. 

  Por lo tanto, la principal función de la pareja es contribuir al desarrollo personal mutuo.

  Lo importante en las relaciones interpersonales es que una persona se sienta bien consigo misma y esto se consigue a través del respeto, del afecto y del reconocimiento, ahora bien, para ello es necesario desarrollar nuestras competencias intelectuales para controlar, reconocer y regular nuestras emociones, nuestra inteligencia emocional.

  Siguiendo un esquema de referencia sobre las competencias emocionales, podemos decir que el funcionamiento de la relación de pareja viene determinado por una serie de factores que van de lo personal a lo social (y viceversa), y que marcan el equilibrio y el bienestar de la misma.
Digamos que la meta de la relación es el trabajo en equipo y la colaboración (en el sentido más amplio). Para ello necesitamos:

Establecer vínculos. Los vínculos afectivos son los más significativos en la relación de pareja, son el impulso para apoyar al otro.
- Adaptarse a los cambios. Cada persona evoluciona a su ritmo y cada día nos encontramos con una circunstancia diferente que nos obliga a adaptarnos. La pareja debe ajustar los cambios de cada miembro y los de la relación para poder continuar el proyecto común. 
- Generar credibilidad. Para poder adaptarse es necesario que las expectativas que cada uno tiene acerca del otro se adecuen.
Resolver conflictos. La comunicación es el caballo de batalla de las parejas. No resulta sencillo crear una comunicación asertiva, es decir, en la que prime la escucha activa, hablar en primera persona indicando los sentimientos y las necesidades sin culpabilizar al otro, con un lenguaje verbal y no verbal adecuado. Sin embargo, esto es la base de la resolución de conflictos negativos.
Reciprocidad. Todos tenemos la capacidad de influir en los demás y conforme actuemos, así será la respuesta del otro. Sembrar respeto y apoyo es recoger valoración.

  Todos estos factores tienen que ser evaluados constantemente para comprobar si se está generando adecuadamente el trabajo en equipo y la colaboración. Y esta evaluación la realizamos desde nosotros mismos, desde nuestra autoconciencia emocional (cómo nos sentimos y cómo nos hacen sentir).

  Si somos capaces de controlar nuestras propias emociones (utilizar la inteligencia emocional), tendremos una mayor confianza en nosotros mismos, nos valoraremos de forma adecuada y con ello generaremos empatía, en definitiva, lograr que los demás se sientan a gusto, pero sobre todo, lograr estar a gusto con nosotros mismos.

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